lunes, 13 de febrero de 2012

El Flamenco es ya del mundo

Es un hecho incuestionable: el flamenco está en el mundo, que lo disfruta y lo demanda desde los países más insospechados. En el Extremo Oriente hay una afición por nuestra música que crece cada día. Se percibe cuando van nuestros artistas a actuar en auditorios importantes, donde los espectadores disfrutan y siguen el compás de las guitarras tocando por bulerías o por cualquier otro palo. Y a la par que crece el gusto por el flamenco como oyentes, crece también la demanda de aprendizaje. De tal manera que no es difícil encontrar academias de guitarra. En la capital de Bangladesh, por ejemplo, -me decía Fernando González-Caballos, que acaba de venir de una gira por esos países con Dani de Morón- están dando clases profesores franceses. Cabe preguntarse si tienen suficiente formación flamenca para ello, pero es lo cierto que son los que están enseñando guitarra flamenca por aquellas tierras. La pregunta es: ahora que el Flamenco ha sido reconocido como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO (en noviembre de 2010), y que ese hecho comporta la obligación de ayudarle, ¿deberían las autoridades andaluzas sistematizar su enseñanza y encargarse -puesto que tienen su cuidado reconocido como obligación legal- de elaborar unos textos básicos? Sin duda, se necesita disponer de unas normas básicas de enseñanza reglada, como textos para academias y docentes en general, que sirvan en todo el mundo. No hay que perder tiempo. Hay que dotar al Flamenco de un método educativo que sirva en todo el mundo, porque es claro que estamos en otro estadio, por más que nos siga gustando el halo romántico de sus orígenes de puro sentimiento sin reglas ni medidas. El Flamenco es hoy una música universal que merece un tratamiento apropiado a su dimensión. (En la foto, Vicente Amigo en el Flamenco Festival, Londres, 7 de febrero 2012. La magia del guitarrista cordobés embelesó a los espectadores del teatro inglés).

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