viernes, 21 de noviembre de 2014

Dama del cante con mando en plaza

No se me ocurre asociarla más que a la palabra Verdad: todo en ella es eso, verdad transparente, autenticidad. Argentina dio en los Jueves flamencos de Cajasol, en Sevilla, su mejor concierto de los que guardo memoria. Dos horas cantando y terminó con la frescura y el poderío con el que empezó por marianas y tangos.

Sin proponérselo, conociendo la nobleza que le adorna, lo cierto es que dejó anoche un recado para  los/las que ponen el listón en la hora pelada o en las pasarelas de alivio de otros cantes más cómodos. Y otro recado para quienes guardan escondida alguna objeción, algún 'pero' que debieran explicar de una vez. Anoche, la cantaora onubense demostró un poderío que pocas artistas flamencas  están en condiciones de igualar: de saber hacer, de conocimientos y de transmisión.  Los metales de su voz van ganando ecos cada vez más profundos y penetrantes. Ordenada, limpia en su expresión, vocalización perfecta, ayeos cargados de emoción, buen gusto al seleccionar su repertorio, entrega... 

El "viaje por el cante" que constituyó su penúltimo disco lo ha convertido, al cabo de poco más de un año, en un verdadero paseo de exhibición, porque rebusca con tal acierto en los rincones mágicos de algunos tercios, con tal dominio, compromiso y precisión que es, hoy por hoy, un referente... ¡Y lo que le queda, porque más adelante hay más, y más bonito!

Desde el nivel al que ha escalado a base de estudiar, de disciplina y de dedicarle toda su honradez cantaora... el flamenco de Argentina marca camino y trayectoria. No es una creadora, ya lo sabemos: es una recreadora con categoría de Mantenedora del flamenco de siempre, un rol fundamental en este arte, que tanto necesita de la conservación de sus bases y de saberes que enlacen  pasado y futuro. Argentina conecta sobresaliente las maneras  de las grandes cantaoras de la época de plata, décadas de los 60 y 70 del siglo pasado, con las generaciones de niñas que  están ahora mismo asomándose al atractivo mundo emotivo del flamenco. Su opción no va por innovar porque ha elegido ser puente inter generacional, notaria fiel en la transmisión del precioso legado que maneja. Y para eso, hay que tener muchas facultades y ser muy creíble todos los días que subes a un escenario. Podría cantar otros géneros y los haría bien. Podría hacer escarceos por las ñoñas modernidades del flamenquito, que quizás le dieran más dinero y públicos más numerosos. Podría probar con veleidades canoras de amplio espectro clientelar...  Pero eligió desde el principio ser flamenca cabal, seguir la tradición del cante y dedicarse en cuerpo y alma a lo auténtico..., y en eso está, disco tras disco, para celebración de quienes creen en ella, que son legión en todas partes.

Si hay que ponerle un ejemplo a una niña aficionada sobre cómo afinar, cómo frasear, cómo comportarse en un escenario, cómo afrontar los cantes, cómo ser creíble, cómo reconvertir lo viejo en nuevo, cómo dedicarse a este oficio... el modelo que reúne todo eso es Argentina. Es así de claro.  

Argentina es ya una de las grandes indiscutibles del cante y vino a Sevilla, su segunda casa como ella dice, en donde se la quiere y se le aprecia, a reafirmarse, a dejar constancia de su enjundiosa personalidad cantaora. Dama del cante con mando en plaza.    

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