No se me ocurre asociarla más que a la palabra Verdad: todo
en ella es eso, verdad transparente, autenticidad. Argentina dio en los Jueves
flamencos de Cajasol, en Sevilla, su mejor concierto de los que guardo memoria.
Dos horas cantando y terminó con la frescura y el poderío con el que empezó por
marianas y tangos.
Sin proponérselo, conociendo la nobleza que le adorna, lo
cierto es que dejó anoche un recado para
los/las que ponen el listón en la hora pelada o en las pasarelas de
alivio de otros cantes más cómodos. Y otro recado para quienes guardan
escondida alguna objeción, algún 'pero' que debieran explicar de una vez.
Anoche, la cantaora onubense demostró un poderío que pocas artistas flamencas están en condiciones de igualar: de saber
hacer, de conocimientos y de transmisión.
Los metales de su voz van ganando ecos cada vez más profundos y
penetrantes. Ordenada, limpia en su expresión, vocalización perfecta, ayeos
cargados de emoción, buen gusto al seleccionar su repertorio, entrega...
El "viaje por el cante" que constituyó su
penúltimo disco lo ha convertido, al cabo de poco más de un año, en un verdadero
paseo de exhibición, porque rebusca con tal acierto en los rincones mágicos de
algunos tercios, con tal dominio, compromiso y precisión que es, hoy por hoy,
un referente... ¡Y lo que le queda, porque más adelante hay más, y más bonito!
Desde el nivel al que ha escalado a base de estudiar, de disciplina
y de dedicarle toda su honradez cantaora... el flamenco de Argentina marca
camino y trayectoria. No es una creadora, ya lo sabemos: es una recreadora con
categoría de Mantenedora del flamenco de siempre, un rol fundamental en este
arte, que tanto necesita de la conservación de sus bases y de saberes que
enlacen pasado y futuro. Argentina conecta
sobresaliente las maneras de las grandes
cantaoras de la época de plata, décadas de los 60 y 70 del siglo pasado, con
las generaciones de niñas que están
ahora mismo asomándose al atractivo mundo emotivo del flamenco. Su opción no va
por innovar porque ha elegido ser puente inter generacional, notaria fiel en la
transmisión del precioso legado que maneja. Y para eso, hay que tener muchas
facultades y ser muy creíble todos los días que subes a un escenario. Podría
cantar otros géneros y los haría bien. Podría hacer escarceos por las ñoñas
modernidades del flamenquito, que quizás le dieran más dinero y públicos más
numerosos. Podría probar con veleidades canoras de amplio espectro clientelar... Pero eligió desde el principio ser flamenca
cabal, seguir la tradición del cante y dedicarse en cuerpo y alma a lo
auténtico..., y en eso está, disco tras disco, para celebración de quienes
creen en ella, que son legión en todas partes.
Si hay que ponerle un ejemplo a una niña aficionada sobre
cómo afinar, cómo frasear, cómo comportarse en un escenario, cómo afrontar los
cantes, cómo ser creíble, cómo reconvertir lo viejo en nuevo, cómo dedicarse a
este oficio... el modelo que reúne todo eso es Argentina. Es así de claro.
Argentina es ya una de las grandes indiscutibles del cante y vino a Sevilla, su segunda casa como ella dice, en donde se la quiere y se le aprecia, a reafirmarse, a dejar constancia de su enjundiosa personalidad cantaora. Dama del cante con mando en plaza.
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