viernes, 6 de noviembre de 2015

PEDRO PEÑA, UN BUEN AFICIONADO...




Homenaje a Pedro Peña en Sevilla. Reconocimiento al patriarca lebrijano de una de las sagas  flamencas más antiguas de la baja Andalucía. Mucha gente: de su entorno familiar (sus cinco hijos, que le fueron preparando el homenaje como una sorpresa, su mujer, su hermano Juan..),  amigos y viejos compañeros de la profesión en la que se inició cuando era niño. Ahora tiene 76 años y dice que ha ido acumulando vivencias.

Guitarrista, cantaor, compositor, buceador en la historia de los gitanos flamencos...  Y gran persona; la profesión de maestro de escuela imprimió en su personalidad ese carácter amable, paciente y abierto de los docentes a la vieja usanza, ese aire machadiano que se adivina en su actitud y sus modales.

Pedro Peña es, sobre todas las cosas, un hombre de integración, un gitano de encuentro,  como toda su familia. La historia del flamenco en el último medio siglo no se pude entender sin la aportación de las ramas de los Peña y los Perrate,  de Lebrija y Utrera, sin su impronta a la vez conservadora y creativa. De casta les viene, y ellos lo han sabido ir llevando con pasos acertados, abriendo caminos y aportando luces al  siempre mistérico arte flamenco.

En 2013, publicó su libro de investigación "Los gitanos flamencos", una obra que le llevó muchos años de paciente y ensimismada búsqueda -ya traducida al francés-, en la que expone, con respeto y muchos datos de buceo histórico, su tesis de que las aportaciones fundamentales al flamenco son obra de los gitanos andaluces. (Todavía siguen pugnando las dos teorías de si el flamenco es gitano o es caló, y cada investigación nueva  ahonda en la bifurcación, probablemente hasta que se encuentren ambas en un escenario definitivo de aportaciones diseminadas y superpuestas, imposible -me barrunto-  de establecer una paternidad única. En fin...).

Comenzó la actuación su hijo Pedro María, el guitarrista, que aportó la novedad de cantar en público acompañándose él mismo. Tiene una voz atractiva, muy flamenca, recordando a la de su padre en algunos giros. Bonito eco. Cantó por soleá recordando a Juan Talega, una personalidad de tanto peso e influencia en la escuela familiar.

-. Te mereces este homenaje. Como artista y como hombre,. Te quiero, papá, - le dijo desde el escenario a su padre, sentado con su mujer en la segunda fila del patio de butacas.  

Se cantó mucho por soleá durante toda la noche.  La soleá, ese palo que dicen los filósofos de la cosa flamenca que es senequista, reflexión, vida  y resignación a un tiempo, frente a lo que representa el otro palo grande, la seguiriya, como pasión y tragedia. La soleá,  ese palo que no satura, que deja el ánimo siempre en el justo equilibrio  de la emoción, reafirmando el sentido mismo de la vida.  La soleá como constante: como palo idóneo para situar al homenajeado en su noche de corazón 'encogío' por tanto afecto, como palo perfecto junto con el romance-se me antoja- para la geografía flamenca de Pedro Peña. Los cantaores se repartieron el territorio: Luis el Zambo hizo las soleares de Cádiz y Jerez, José de la Tomasa tiró por Alcalá y Chiquetete se centró en Triana.  

Luis el Zambo quiso dedicar lo mejor de su saber cantaor al amigo, yendo a los tonos que requieren más esfuerzo.  No escatimó nada;  vino a testimoniar su aprecio a Pedro y sus soleares dejaron el regusto de cante antiguo, adictivo, meloja pura. ¡Qué rancio, qué profundo El Zambo cantando por soleá!  Dejó una muestra que supo a poco. Como siempre.  Y después cantó por bulerías, marca de la casa:

" Si no se me parte el palo / ese toro de Domecq / no me derriba el caballo".
Los jerezanos cantan con toda naturalidad lo que ha sido cotidiano en sus vidas: el caballo, el toro, el vino, el campo. No es costumbrismo, no son  tópicos: es que Jerez extrae la poesía que tiene -o que tenía- su transcurso habitual. Jerez describe en sus cantes lo que los americanos en su cine: su cotidianeidad. Y eso es de una belleza plástica y poética que seduce.

José de la Tomasa recordó al homenajeado los tiempos que compartieron juntos, en festivales y otros encuentros profesionales.  "Te mereces el Nobel del drama flamenco", le dijo. El macareno siempre canta ajustado y de raíz, con el paladar antiguo y sevillano que transpira su cante, de bella factura.  
"El cante nació en Triana / y se fue andando a Alcalá; / se quedó a dormir en Mairena / con nanas de soleá". Como segundo cante, el de la Tomasa hizo unas tonás sobrecogedoras recordando en la letra a su madre.

Chiquetete escogió para cantarle a Pedro sus propias bulerías al golpe "Amigo, no hay más amigo". Y después bordó, falto de fuerzas como ya está pero con un gusto indiscutible, las soleares de Triana. Entre los golpes que le ha dado la vida y los que él mismo se ha procurado, Antonio aparece avejentado, cansado. Pero -¡oh, milagro que se obra en los artistas flamencos!-, se van creciendo mientras actúan y culminan como no se podía esperar que lo hicieran. Como aquella bailaora vieja de Triana, que había que levantar entre dos de la silla, porque no se tenía en pie, y que en cuanto la llamaba la guitarra, se erguía y acompasaba su baile con toda la  gracia y la fuerza sacada de no se sabía dónde. Misterios de este arte.

"Todos los premios son pocos para tí, tio Pedro, por tu labor enorme en el flamenco", le dijo Esperanza Fernández, que hizo cantiñas con la guitarra de Miguel Angel Cortés (¡qué bien se conjuntan ambos!) y luego el romance "Di, di, Ana" con el piano de David Dorantes, que entusiasmó al público. Preciosa pieza.

Terminaron las actuaciones con David Dorantes acompañando el baile de Pastora Galván. Dos vigorosas ramas que a sus respectivos troncos salen.  Pastora bracea, se contorsiona, gira con la música, zapatea y llena todo el escenario con la armonía de sus movimientos. ¿Es baile flamenco, es español, es danza contemporánea, es fusión..? Es el baile flamenco de nuestro tiempo, vibrante, atrevido, atractivo, moderno y antiguo a la vez..: aventura.


Fin de fiesta, con Pedro Peña agradeciendo emocionado el homenaje. Tímido. "Soy poco dado a los agasajos", dice.  Canta un tema propio que no había salido todavía del ámbito de sus reuniones familiares.  "Gracias, compañeros", dice a los artistas que han intervenido. Y se asombra él mismo de considerarlos todavía como compañeros, desde su retiro activo de la profesión. "Creo que he sido un buen aficionado" deja como reflexión pública  en su despedida.

Sala Joaquín Turina de Sevilla. Homenaje a Pedro Peña, a beneficio de la Lucha contra el cáncer. Entrega del Premio Demófilo 2015 de la Fundación Machado al homenajeado. ARTISTAS QUE INTERVINIERON: Pedro María Peña, Miguel Salado, Miguel Angel Cortés y Fran Cortés,  guitarrista; Luis el Zambo, José el de la Tomasa, Chiquetete y Esperanza Fernández al cante.Palmas de Sergioy Raúl Aguiklera y Pwedrito Peña. David Dorantes al piano y Pastora Galván bailaora.

1 comentario:

Juan María Casado dijo...

Muy buena crónica, amigo.