Laura Vital es una veterana en las lides flamencas: lleva en
esto desde que era niña, proviene de una familia de larga tradición
flamenca, la han reconocido con muchos
premios importantes y tiene formación universitaria. Sus conocimientos los avalan ser
profesora (primera profesora
titulada) en la especialidad de Cante
Flamenco en el Conservatorio de Sevilla , y
sus enseñanzas del cante, como profesora también durante ocho años en la
Fundación Cristina Heeren.
(No es posible tener perspectiva del presente.... viviendo en el
presente. Pero mi intuición me dice que los aficionados de dentro de 25 años
tendrán que agradecerle mucho, muchísimo a cantaoras como Argentina, Marina
Heredia, Tomasa la Macanita, Virginia Gámez, ...que han optado por la tradición
del cante... Y a Laura Vital. Ellas son cuidadoras,
amadoras del flamenco tradicional hasta la renuncia a aventuras musicales
seguro que más rentables económicamente).
Cuando escuchas los temas de "Tejiendo lunas"
sabes de un golpe dos cosas; una, que no vas a encontrar fallos, porque el
cante fluirá medido y ortodoxo por los moldes de su arquitectura. Y dos, que vas a terminar prendido en su cante, no sólo
porque es de ley, sino porque te atrapa su diáfana, ponderada y arrulladora melodía.
"Tejiendo lunas" es una obra cuajada de
intenciones, sin rellenos de ocasión; es una obra trabajada a conciencia. Y la
suya es la manera de cantar que nos cautivó siempre: la voz cercana y natural, sin estridencias, porque,
como decía Manolo Caracol "el cante no es para sordos", no hay que
gritarlo, sino decirlo. El de Laura
es una invitación a degustar la miel
cantada, a recrearse en la limpieza de un canto sin trucos ni pasadizos ocultos.
Claridad. Por eso cuando 'gaditea', cuando pasea la voz por los aires
marinos de su litoral y por la impresionante memoria flamenca del Gades de la historia, desde lo remoto a
lo presente, percibes la dulzura de su voz como una bandera ondeando fresca y a compás por el
territorio de las cantiñas.
Nos abre ventanas a otros paisajes musicales; algunos son nuevos,
y otros poco frecuentados: una canción romaní, la moashara, la canción de los
gitanos, las rosas, la zarabanda, la nana que tanto recuerda a La Argentinita con el piano de
Federico García Lorca... Y un grato
recuerdo al cante por las bulerías que conocemos de Juana la madre de Camarón,
gracias a ese monumento flamenco que construyó en su dia RTVE llamado
"Rito y geografía del cante", del querido amigo José María
Velázquez-Gaztelu.
Hay todo un armazón cultural en esta obra, una invitación a ampliar el arco de la mirada
flamenca a la cultura mediterránea y otros parentescos cercanos. "El hombre es todos
los hombres", decía Octavio Paz, y la música es todas las músicas, porque
todas se dan la mano y porque, como dice Jorge Pardo, el más reciente Premio
Nacional de las Músicas actuales -otra cita, vaya; disculpen- "a la música no se le pueden poner
tabiques". Pero sí memoria, fuente
y venero, que en el flamenco es
cimentación y garantía..
Laura Vital es profesoral, controla su pasión flamenca para
que los palos no se salgan del canon, de la horma enciclopédica que la tradición ha conformado. Es una gran cantaora que reúne conocimientos,
que da pasos con fundamento hacia campos
nuevos con un sentido de la responsabilidad que tal vez la frena. Pero ella
sabe bien que el caballo del cante tiende a desbocarse, a poco que le des
espuela. Y algún día, cuando ella quiera, se abandonará asida a sus crines hasta
desembocar en su frenesí hasta
lo más jondo.
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