Se presentó en Sevilla la próxima edición del Festival
flamenco de Nîmes, que se celebrará entre el 12 y el 21 de enero de 2017. Se
trata de la primera muestra que abre el calendario flamenco internacional cada
año, convertida ya en una referencia de calidad para los aficionados y en uno
de los festivales más importantes de cuantos se celebran en el mundo. En la
fría capital del departamento de Gard, el flamenco da calor de cercanía cada
invierno a muchos de nuestros artistas y a los muchos aficionados que hay en el
Midi francés.
Los nîmeños suelen decir que su ciudad es la Sevilla de
Francia, porque dos culturas tan profundas como son el flamenco y los toros tienen idéntico arraigo y acogida en
ambas. Pasear por las calles de Nîmes es encontrar a cada paso referencias
culturales, fabriles y menestrales idénticas a las nuestras. Yo creo que lo que
nos emparenta tan intensamente con la ciudad francesa es el sustrato de lo romano;
la cultura, los gustos, la sociología, el sentido de la belleza y de la emoción
de la Roma antigua que nos unificó las almas de media Europa, ese es nuestro
punto de encuentro. Seguimos viviendo con el modelo de la vida romana.
La de los organizadores de este festival (su director François
Noël, el gran gurú Patrick Bellito, y
el fundador y alma mater Pepe Linares)
es una visión fresca del flamenco, una mirada llena de respeto, de admiración y
de modernidad hacia la verdad profunda de este arte. Buen gusto, en definitiva.
Todo lo cual transpira desde su pulcra cartelería callejera, hasta el expresionismo
formidable de sus fotos, pasando por el sentido del espectáculo que aplican en
este Festival y rematado con el acogedor
trato humano que encontramos, invariable, un año tras otro.
Y es una mirada esencialmente fresca y atinada en la selección
de artistas con la que se confecciona cada programa. Hay propuestas que se ven antes
en Nîmes que en los escenarios andaluces; propuestas -digámoslo así- libres de ciertos
prejuicios que aquí determinan que no podamos ver carteles como algunos que allí
se exhiben. Hay festivales de la Francia flamenca (también ocurre en Mont-de-Marsan) que nos adelantan y abren
caminos con sus muestras artísticas. En el ambiente de pasión por el flamenco
que hay en Nïmes, la ortodoxia y la vanguardia comparten espacio. Siempre con
artistas de primera categoría, el ayer, el presente y lo que apunta a ser el
flamenco del mañana, desfilan por sus escenarios con la máxima naturalidad y
aceptación.
Entre los más destacados
de los trece espectáculos de la próxima edición, encontramos a Rocío Molina con su nueva obra
"Caída del cielo"; un homenaje a la taranta, iniciativa del alma mater del festival, el jiennense
Pepe Linares; el cante de Jesús Méndez y
de María Terremoto; el piano de Dorantes; las guitarras solistas de Rafael Rodríguez, Miguel
Angel Cortés y Vicente Amigo; el cante de Perico Santiago con la guitarra de
Antón Fernández, dos gitanos franceses de Marsella que destilan flamencura de
la mejor de entre la vasta afición franco-española que hay por el sur de
Francia; los espectáculos de baile de Manuel Liñán y de Andrés Peña y Pilar
Ogalla y una serie de conferencias,
proyecciones de películas y exposiciones que complementarán la muestra.
Entre las
conferencias, destacaremos por su valor memorístico y emocional la charla que protagonizarán
José María Velázquez Gaztelu y Pedro Peña, porque aunque el propósito sea hablar del libro "Los gitanos flamencos", obra del
actual patriarca de la familia Peña, sobre ese encuentro planeará, sin duda, el recuerdo nostálgico de su hermano Juan Peña
El Lebrijano, fallecido el pasado julio y a cuya memoria estará dedicada esta edición.
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