Homenaje a Pedro Peña en Sevilla. Reconocimiento al
patriarca lebrijano de una de las sagas
flamencas más antiguas de la baja Andalucía. Mucha gente: de su entorno
familiar (sus cinco hijos, que le fueron preparando el homenaje como una
sorpresa, su mujer, su hermano Juan..), amigos y viejos compañeros de la profesión en
la que se inició cuando era niño. Ahora tiene 76 años y dice que ha ido
acumulando vivencias.
Guitarrista, cantaor, compositor, buceador en la
historia de los gitanos flamencos... Y
gran persona; la profesión de maestro de
escuela imprimió en su personalidad ese carácter amable, paciente y abierto de
los docentes a la vieja usanza, ese aire machadiano que se adivina en su
actitud y sus modales.
Pedro Peña es, sobre todas las cosas, un hombre de
integración, un gitano de encuentro, como toda su familia. La historia del flamenco
en el último medio siglo no se pude entender sin la aportación de las ramas de los
Peña y los Perrate, de Lebrija y Utrera,
sin su impronta a la vez conservadora y creativa. De casta les viene, y ellos
lo han sabido ir llevando con pasos acertados, abriendo caminos y aportando
luces al siempre mistérico arte flamenco.
En 2013, publicó su libro de investigación "Los gitanos
flamencos", una obra que le llevó muchos años de paciente y ensimismada
búsqueda -ya traducida al francés-, en la que expone, con respeto y muchos
datos de buceo histórico, su tesis de que las aportaciones fundamentales al
flamenco son obra de los gitanos andaluces. (Todavía siguen pugnando las dos
teorías de si el flamenco es gitano o es caló, y cada investigación nueva ahonda en la bifurcación, probablemente hasta
que se encuentren ambas en un escenario definitivo de aportaciones diseminadas
y superpuestas, imposible -me barrunto- de establecer una paternidad única. En fin...).
Comenzó la actuación su hijo Pedro María, el guitarrista,
que aportó la novedad de cantar en público acompañándose él mismo. Tiene una
voz atractiva, muy flamenca, recordando a la de su padre en algunos giros. Bonito
eco. Cantó por soleá recordando a Juan Talega, una personalidad de tanto peso e
influencia en la escuela familiar.
-. Te mereces este homenaje. Como artista y como hombre,. Te
quiero, papá, - le dijo desde el escenario a su padre, sentado con su mujer en
la segunda fila del patio de butacas.
Se cantó mucho por soleá durante toda la noche. La soleá, ese palo que dicen los filósofos de
la cosa flamenca que es senequista, reflexión, vida y resignación a un tiempo, frente a lo que
representa el otro palo grande, la seguiriya, como pasión y tragedia. La soleá,
ese palo que no satura, que deja el
ánimo siempre en el justo equilibrio de la
emoción, reafirmando el sentido mismo de la vida. La soleá como constante: como palo idóneo para
situar al homenajeado en su noche de corazón 'encogío' por tanto afecto, como
palo perfecto junto con el romance-se me antoja- para la geografía flamenca de
Pedro Peña. Los cantaores se repartieron el territorio: Luis el Zambo hizo las soleares
de Cádiz y Jerez, José de la Tomasa tiró por Alcalá y Chiquetete se centró en
Triana.
Luis el Zambo quiso dedicar lo mejor de su saber cantaor al
amigo, yendo a los tonos que requieren más esfuerzo. No escatimó nada; vino a testimoniar su aprecio a Pedro y sus soleares
dejaron el regusto de cante antiguo, adictivo, meloja pura. ¡Qué rancio, qué profundo
El Zambo cantando por soleá! Dejó una
muestra que supo a poco. Como siempre. Y
después cantó por bulerías, marca de la casa:
" Si no se me parte el palo / ese toro de Domecq / no
me derriba el caballo".
Los jerezanos cantan con toda naturalidad lo que ha sido cotidiano
en sus vidas: el caballo, el toro, el vino, el campo. No es costumbrismo, no
son tópicos: es que Jerez extrae la
poesía que tiene -o que tenía- su transcurso habitual. Jerez describe en sus cantes
lo que los americanos en su cine: su cotidianeidad. Y eso es de una belleza plástica
y poética que seduce.
José de la Tomasa recordó al homenajeado los tiempos que
compartieron juntos, en festivales y otros encuentros profesionales. "Te mereces el Nobel del drama
flamenco", le dijo. El macareno siempre canta ajustado y de raíz, con el
paladar antiguo y sevillano que transpira su cante, de bella factura.
"El cante nació en Triana / y se fue andando a Alcalá;
/ se quedó a dormir en Mairena / con nanas de soleá". Como segundo cante,
el de la Tomasa hizo unas tonás sobrecogedoras recordando en la letra a su
madre.
Chiquetete escogió para cantarle a Pedro sus propias
bulerías al golpe "Amigo, no hay más amigo". Y después bordó, falto
de fuerzas como ya está pero con un gusto indiscutible, las soleares de Triana.
Entre los golpes que le ha dado la vida y los que él mismo se ha procurado, Antonio
aparece avejentado, cansado. Pero -¡oh, milagro que se obra en los artistas
flamencos!-, se van creciendo mientras actúan y culminan como no se podía
esperar que lo hicieran. Como aquella bailaora vieja de Triana, que había que
levantar entre dos de la silla, porque no se tenía en pie, y que en cuanto la
llamaba la guitarra, se erguía y acompasaba su baile con toda la gracia y la fuerza sacada de no se sabía
dónde. Misterios de este arte.
"Todos los premios son pocos para tí, tio Pedro, por tu
labor enorme en el flamenco", le dijo Esperanza Fernández, que hizo
cantiñas con la guitarra de Miguel Angel Cortés (¡qué bien se conjuntan ambos!)
y luego el romance "Di, di, Ana" con el piano de David Dorantes, que
entusiasmó al público. Preciosa pieza.
Terminaron las actuaciones con David Dorantes acompañando el
baile de Pastora Galván. Dos vigorosas ramas que a sus respectivos troncos
salen. Pastora bracea, se contorsiona,
gira con la música, zapatea y llena todo el escenario con la armonía de sus
movimientos. ¿Es baile flamenco, es español, es danza contemporánea, es fusión..?
Es el baile flamenco de nuestro tiempo, vibrante, atrevido, atractivo, moderno
y antiguo a la vez..: aventura.
Fin de fiesta, con Pedro Peña agradeciendo emocionado el
homenaje. Tímido. "Soy poco dado a los agasajos", dice. Canta un tema propio que no había salido
todavía del ámbito de sus reuniones familiares. "Gracias, compañeros", dice a los
artistas que han intervenido. Y se asombra él mismo de considerarlos todavía
como compañeros, desde su retiro activo de la profesión. "Creo que he sido
un buen aficionado" deja como reflexión pública en su despedida.
Sala Joaquín Turina de Sevilla. Homenaje a Pedro Peña, a beneficio de la Lucha contra el cáncer. Entrega del Premio Demófilo 2015 de la Fundación Machado al homenajeado. ARTISTAS QUE INTERVINIERON: Pedro María Peña, Miguel Salado, Miguel Angel Cortés y Fran Cortés, guitarrista; Luis el Zambo, José el de la Tomasa, Chiquetete y Esperanza Fernández al cante.Palmas de Sergioy Raúl Aguiklera y Pwedrito Peña. David Dorantes al piano y Pastora Galván bailaora.
1 comentario:
Muy buena crónica, amigo.
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